CampaPorres 2025

Jacob, la aventura de ser hermanos

Del 16 al 26 de julio, un grupo de niños, jóvenes, monitores, catequistas y sacerdotes de la parroquia San Martín de Porres, nos reunimos en Miraflores de la Sierra para vivir una nueva edición de nuestro campamento parroquial: CampaPorres 2025.
El lugar escogido fue el albergue El Colladito, un entorno privilegiado en plena sierra madrileña, que se convirtió durante diez días en nuestra casa, nuestro punto de encuentro y nuestra pequeña gran familia.

El tema: Jacob y la fraternidad

Cada campamento tiene un hilo conductor que lo hace especial. Este año nos acompañó la figura de Jacob, un personaje bíblico tan humano como nosotros, con sus luces y sombras, con sus engaños y reconciliaciones. A través de su historia profundizamos en un tema muy cercano a todos: la relación con los hermanos.
Jacob nos recordó que, aunque en la vida puedan surgir rivalidades, envidias o tensiones, Dios siempre está dispuesto a transformar esas heridas en caminos de fraternidad y reconciliación. Este mensaje nos ayudó a mirar nuestras propias relaciones —en casa, con los amigos, en la parroquia— y descubrir cómo el Señor nos llama a construir puentes en lugar de muros.

La vida diaria en el campamento

Los días en El Colladito estaban llenos de vida. Cada mañana arrancábamos rezando Laudes, poniendo el día en manos de Dios y recordando que la oración es la mejor brújula para caminar. Después del desayuno, llegaba el momento de los juegos y actividades, siempre ambientados en la vida de Jacob y su familia: gymkanas, retos en equipo, pruebas de ingenio y grandes juegos que nos ayudaban a trabajar juntos y a divertirnos a lo grande.

El calor de julio se combatía en la piscina, que se convirtió en uno de los lugares favoritos de todos. La alegría, los chapuzones y las risas compartidas reforzaban la sensación de familia.

Las tardes tenían un momento central: la celebración de la Eucaristía. Allí todo lo vivido durante el día encontraba sentido. La Palabra de Dios y la homilía nos ayudaban a conectar los juegos, las experiencias y las convivencias con la enseñanza de Jacob y con nuestra propia vida. Este año tuvimos un regalo especial, nos visitó el Obispo auxiliar de Madrid, D. Vicente Martín, y celebró la misa con nosotros.

Por la noche, llegaban las esperadas veladas: teatros, concursos, juegos de misterio y actividades nocturnas en las que la imaginación y la diversión no tenían límites. También disfrutamos de excursiones por la sierra, que nos regalaron la oportunidad de contemplar la belleza de la naturaleza, descansar del bullicio y compartir momentos únicos de fraternidad.

Un campamento para rezar y jugar

El equilibrio fue perfecto: rezamos y jugamos, reflexionamos y reímos, tuvimos momentos de silencio y momentos de algarabía. Todo ello con la certeza de que el Señor estaba presente en cada detalle, en cada amistad, en cada sonrisa compartida.

Los monitores dieron lo mejor de sí mismos en cada actividad, cuidando de que los niños y jóvenes vivieran estos días con intensidad, alegría y seguridad. Y los chicos respondieron con entusiasmo, con ganas de pasarlo bien, de aprender y de abrir el corazón a Dios.

Frutos del CampaPorres

Al terminar estos diez días, todos volvimos a casa con el corazón lleno de gratitud. Hemos descubierto que la historia de Jacob sigue viva en nosotros, que también nosotros estamos llamados a reconciliarnos, a aprender a convivir y a valorar el regalo de tener hermanos.

El CampaPorres 2025 ha sido mucho más que un campamento: ha sido una auténtica experiencia de Iglesia, un espacio en el que hemos crecido como personas, como cristianos y como comunidad.

Ahora, al mirar atrás, sólo podemos decir: ¡Gracias, Señor, por estos días inolvidables!

Y como siempre, nos queda una certeza: ya contamos los días para el próximo CampaPorres.