Peregrinación de los jóvenes al Jubileo de Roma con el Papa León XIV

Del 30 de julio al 7 de agosto, un grupo de jóvenes de la parroquia vivimos una experiencia que nunca olvidaremos: ¡nuestra peregrinación a Roma para el Jubileo de los Jóvenes con el Papa León XIV!

El viaje empezó con una parada en Civita Castellana, un pueblecito cerca de Roma. Nos acogieron con un cariño increíble: nos prepararon una sala preciosa para la celebración penitencial, nos invitaron a cenar, desayunar y comer… ¡y hasta nos dejaron dormir en el polideportivo! Fue impresionante ver cómo unos desconocidos nos trataban con tanto cariño.

Después llegamos a nuestro “campamento base”: un camping muy chulo, con bungalós, piscina y zonas verdes donde convivimos a tope, hasta había música y fiesta durante la cena.

Desde allí fuimos a la Basílica de San Pablo Extramuros, donde tuvimos una catequesis sobre la vida de san Pablo y su pasión por anunciar a Cristo. Terminamos el día con cena y vísperas en comunidad.

Uno de los momentos más fuertes fue el encuentro en Tor Vergata con el Papa. Hicimos una caminata larguísima bajo el sol (y con mochilón incluido 😅). Llegamos reventados, pero felices. Por la tarde hubo música, cantos y ambiente festivo. Y cuando cayó la noche, empezó la vigilia con el Papa León XIV. Dormimos al raso, entre estrellas y alguna que otra gota de lluvia, pero nada borró la emoción de estar allí.
Al amanecer celebramos la Eucaristía con el Papa, un momento de unidad con más de un millón de jóvenes de todo el mundo.

El día siguiente fue también de impacto: participamos en el encuentro vocacional del Camino Neocatecumenal. Tras la catequesis de Kiko Argüello, ¡miles de jóvenes se levantaron respondiendo al llamado de Dios! Más de 5.000 chicos para el sacerdocio y otras tantas chicas para la vida consagrada. Fue un momento de silencio, lágrimas y alegría, porque sentíamos que el Señor sigue llamando hoy. De nuestra parroquia dos chicos y una chica.

No podía faltar el Vaticano. Entramos en la Basílica de San Pedro, rezamos en la tumba del apóstol y pedimos cada uno una gracia especial. También conocimos las capillas y las tumbas de los papas. Por la tarde celebramos la Eucaristía en el camping.

La historia también estuvo presente: visitamos el Coliseo y el Foro Romano, recordando a los mártires que dieron su vida por la fe. Después fuimos a las basílicas de Santa María la Mayor y San Juan de Letrán, rezando el Rosario en silencio mientras caminábamos juntos. Momentos de paz, oración y comunión.

El último día volvimos a Madrid con la mochila cargada… ¡pero esta vez no de peso, sino de alegría! Hemos cruzado muchas Puertas Santas, hemos ganado el Jubileo, pero sobre todo hemos descubierto que Dios nos llama a ser testigos alegres de su amor.

Ha sido un regalo inmenso, una experiencia de fe y de Iglesia que nos ha marcado. Y ahora nos toca llevar a nuestra parroquia todo lo que el Señor nos regaló en Roma.