Porres con el Papa en Lisboa
Éste ha sido un verano intenso para los jóvenes de la Parroquia San Martín de Porres y Ntra. Sra. de Begoña. Después del campamento de verano, solo tuvimos dos días para descansar, lavar la ropa y hacer las maletas y emprender este nuevo reto que nos ponía el Señor: peregrinar a la Jornada Mundial de la Juventud, que este año se realizó en Lisboa.
Era el lunes 31 de agosto cuando los 111 jóvenes peregrinos nos reuníamos en la explanada del mercadillo de Hortaleza, a las 7 de la mañana. Después de todo el rollo de la distribución de autobuses y cargar maletas, una hora después, partimos de peregrinación. Nuestra primera parada: El Monasterio de Piedra, camino de Zaragoza. Un paraje paradisíaco, un regalo de Dios en medio de la naturaleza. Y allí, la primera catequesis: la creación.
Dios nos regalo poder disfrutar de un recorrido de tres horas entre las preciosas cascadas, cuevas, y de un paisaje increíble.
Después de comer, partimos hacia nuestro destino ese día: Zaragoza. Lo primero, después de dejar las maletas en el hotel, fue visitar a la patrona de la ciudad: la Virgen del Pilar. Los hermanos del Camino de Zaragoza nos recibieron y nos contaron la historia de la Virgen del Pilar, luego pasamos al camarín de la Virgen y rezamos un rato, pidiéndole una gracia especial para la peregrinación. Fue una tarde muy calurosa.
Luego, desde ahí, fuimos caminando hasta la Parroquia de San Braulio y celebramos la Eucaristía.
Los hermanos de las comunidades de la parroquia San Braulio nos acogieron con mucho cariño y nos prepararon el Templo.
Al día siguiente partimos hacia Pamplona. Allí visitamos una residencia de monjas Franciscanas, que habían sido misioneras por todo el mundo. Las hermanas Guadalupe y Montse nos contaron sus experiencias. Habían recorrido medio mundo evangelizando y estaban felices, encantadas con la obra de Dios en ellas. También pudimos rezar un rato ante el Santísimo.
Después de comer, fuimos un rato al centro de Pamplona, a conocer la plaza del Ayuntamiento y los sitios famosos por las fiestas de San Fermín.
Por la tarde, el Castillo de Javier. ¿Qué mejor lugar para hablar sobre la evangelización? ¿Y qué mejor santo que San Francisco Javier, patrón de la evangelización?
Por supuesto, después de la catequesis y de la visita al castillo, celebramos la Eucaristía en la Basílica. Allí pasó fuerte el Señor. Surgieron las primeras vocaciones al sacerdocio.
Esa noche dormimos allí, en Javier, en el albergue de peregrinos de la diócesis, en habitaciones grandísimas con literas triples.
Cada día era más intenso y más profundo. El tercer día fuimos a Medina de Pomar, al Monasterio de las Hermanas Clarisas, donde están las hermanas de Nacho y de José. Fue impresionante como nos recibieron. Habían preparado el encuentro desde hacía días. Se hicieron unos petos de la JMJ solo para recibirnos a nosotros, y nos cantaron el himno, que nosotros no nos sabíamos… Cristina y Teresa, las hermanas más jóvenes nos contaron sus experiencias; luego, las demás respondieron a las preguntas de los chicos. Rezamos la hora sexta con ellas.
Es impresionante ver la felicidad, la alegría, el amor… de estas hermanas. Quedamos todos «tocados» por el Señor. ¿Cómo se puede ser tan feliz en un convento de clausura? «Somos más libres dentro de estos barrotes que fuera», nos decía una de las hermanas. Es para pensarlo, toda la vida corriendo detrás del dinero y de los ídolos y no tenemos nada en comparación con estas «pobres» hermanas. Alguna vocación también salió de este encuentro.
Por la tarde, después de comernos unos bocatas, fuimos a Burgos. Es una ciudad preciosa, con una de las catedrales más bonitas de España.
Fue una bendición celebrar allí la Eucaristía, en la catedral, en la capilla de Santa Tecla.
Por la mañana nuevamente al autobús y a viajar.
Era el último día en España, por eso, fuimos a Salamanca, muy cerca ya de Portugal. Recorrimos el centro cantando y haciendo un poco de misión. Nos encontramos con hermanos de otros lugares del mundo que también iban a la JMJ.
En el convento de San Esteban, tuvimos una catequesis sobre el martirio. Un mártir es un «testigo» de Jesucristo, alguien que da la vida por él, por su amor, con la certeza de la vida eterna.
Después de comer, fuimos al hotel y pudimos pasar la tarde en la piscina, descansando y preparándonos para pasar ya a Portugal.
Ya era viernes, después de un buen desayuno en el hotel, nuevamente al autobús rumbo a Nazaré, una ciudad en la costa de Portugal, a 100 km de Lisboa.
Nazaré es muy famosa porque tiene las olas más grandes del mundo. Es un paraíso para los surfistas. Hace unos años se surfeó una ola de 30 metros, el récord mundial.
Los chicos aprovecharon para hacer fotos en el faro, que separa las playas norte y sur.
Nos quedamos en un polideportivo municipal. Allí dormimos los días restantes, hasta la vuelta a Madrid. Nos recibieron el Padre Ángel y los hermanos del Camino con un grupito de voluntarios.
El sábado 5 por la mañana, temprano, salimos hacia Lisboa, para el encuentro con el Papa Francisco. Llegamos temprano y pudimos evitar los grandes embudos humanos que se hacen. Nos asignaron una zona bastante lejos del escenario, pero había pantallas gigantes y buen sonido.
El calor que pasamos era indescriptible. No había sombra. Nos refugiábamos donde podíamos.
Los chicos conocieron a otros chicos y se hicieron amigos.
Por la tarde, llegó el Papa al predio.
Hubo una vigilia de oración y luego se hizo adoración al Santísimo.
Durante la adoración impresionaba mucho el silencio.
Seguíamos la celebración por la pantalla que teníamos delante.
Luego, después de un rato para recorrer el predio y buscar conocidos, llegó la hora de dormir.
Obviamente, después de un buen rato de charlas.
No había alcohol, ni drogas, todos conviviendo cristianamente.
Por la mañana, la música nos despertó muy temprano.
Un cura DJ pinchaba música tecno.
Mientras, volvían las colas de los baños y la recogida de sacos, basura…
La misa con el Papa y el anuncio de la próxima sede fue el final del encuentro. Nunca lo olvidaremos. A pesar de todos los que éramos, se palpaba la comunión, la amistad, la alegría. Aunque estábamos todos muy cansados, volvíamos renovados.
Y por la tarde, para descansar, nos fuimos a la playa de Nazaré, a disfrutar del mar y las olas.
Por la noche, cena en un restaurante.
Al día siguiente del encuentro con el Papa, por la mañana, desayuno.
Y laudes, con la experiencia de Ángel, que nos contó lo que Dios hizo con él y cómo lo llamó al sacerdocio.
Al acabar, salimos de nuevo hacia Lisboa, al encuentro de los jóvenes del Camino Neocatecumenal.
La llegada fue complicada, había mucha aglomeración.
Al llegar, nos instalamos y participamos de la celebración. Presidió el Cardenal de Lisboa. Hubo una procesión con la imagen de la Virgen de Fátima, que fue llevada a hombros por los presbíteros del Seminario Redemptoris Mater de Lisboa.
Había jóvenes de más de 100 países.
Se proclamó una lectura y kiko anunció el Kerigma. El Kerigma es el anuncio de la buena noticia, del misterio pascual, de la muerte y resurrección de Jesucristo, que nos ama y da su vida por nosotros. Después se proclamó el evangelio y el Cardenal hizo la homilía.
Se hizo una llamada vocacional. Dios llamó a más de 2000 chicos y 1500 chicas, 5 eran de nuestro grupo (3 chicos y 2 chicas).
Con la llamada vocacional, acabó el encuentro y regresamos a Nazaré.
Por la mañana, emprendimos el regreso a casa, dando gracias y bendiciendo al Señor, que hace estas obras en medio de un pueblo pecador. A lo largo del viaje, Dios nos fue regalando su Palabra personal para cada uno de nosotros, una palabra profética, que nos acompañará en nuestras vidas.