Nos vemos en el cielo, José Carlos
Nuestro querido hermano en la fe, José Carlos Paniego, hermano de sangre de Mª Jesús Paniego —esposa de Eduardo Rico—, perteneciente a la segunda comunidad de la parroquia, que desde enero de 2011 enriquece nuestra vida parroquial, ha pasado al Padre.
Le anunciaron la aparición de un cáncer en estado muy avanzado, de forma súbita, inesperada. Su misión había terminado en la tierra, y el Padre lo llamó: José Carlos, sígueme, pasa al banquete de tu Señor.
Sus últimas horas en el hospital de la Paz han sido un evangelio viviente para médicos, enfermeras, auxiliares y compañero de habitación. Nadie podía comprender como, ante el anuncio de una pronta muerte, alguien pudiera mostrar una actitud sosegada, esperanzada y hasta con cierta alegría «ilusionante» que dejaba ver en el brillo de sus ojos, en la expresión de su rostro y en las pocas palabras que su estado le permitía construir.
Estaba tranquilo; el Señor —según sus propias palabras— le había concedió recordar —como en una película— toda su historia, reconocer su pobreza, su debilidad, reconciliarse con ella y presentársela al Padre.
Estoy seguro de que, al igual que a su compañero de habitación, José Carlos —con su actitud de discípulo de Cristo— ha tocado muchos corazones. Nos empeñamos en buscar el éxito (mundano) en la misión a la que cada uno Dios nos llama y el Señor —a semejanza de aquella tarde en el Gólgota—, se apareció a toda aquella planta 14 del hospital de la Paz a través de José Carlos.
Su última misión ha sido mostrar que el sufrimiento y la muerte tienen un sentido en la vida de la persona humana que es mucho más que un ente biológico que nace, se nutre y vive, para luego morir. José Carlos —como Esteban—, pocas horas antes de pasar al Padre, veía el cielo abierto y creo, que todos los que lo vimos, damos fe de ello.