Una cuaresma en guerra
Ciertamente, la guerra de Ucrania es una desgracia para el mundo. La crueldad del ser humano, la ambición de poder, puede llevar al mundo a la destrucción. Ver los telediarios, leer los periódicos, nos hace temblar. ¿Hasta dónde puede llegar la maldad?
Hace poco menos de 80 años, Europa y el mundo, vivían una de las peores barbaries de la historia. Hace poco más de 100, otra guerra mundial. Medio Oriente, Tierra Santa…
Este miércoles comenzamos la cuaresma con una guerra de trasfondo, que nos pone frente al poder del pecado, al poder del mal.
Los cristianos tenemos armas para combatir en esta guerra, armas que no explotan, que no destruyen, que no matan. Armas que crean la paz, la verdadera paz, que frenan las balas y los misiles del verdadero enemigo del hombre, del que puede matar no solo el cuerpo, sino todo el ser del hombre.
El ayuno, la limosna, la oración… Un cristiano que reza, un cristiano que ayuna, un cristiano que renuncia a los bienes de este mundo, es un cristiano que tiene más poder que cualquier bomba nuclear. Porque estas armas, las armas de la luz, vencen la muerte, nuestro peor enemigo.
Entremos en esta cuaresma empuñando estas armas por nuestros hermanos de Ucrania. Jesucristo, que ha vencido la muerte, les acompañará y consolará, les dará fortaleza y valentía. Pero también por nosotros debemos empuñar estas armas, porque también estamos en guerra, una guerra ya ganada por el Señor, y que nosotros también ganaremos si nos aliamos a él.
Buena cuaresma a todos. Y que la paz regrese pronto a todo el mundo.