Vinieron los Reyes Magos

Nervios, ilusión… Ayer a las siete de la tarde, la parroquia empezó a llenarse de niños y no tan niños. Celebramos la misa entre murmullos. No había manera de que se estuvieran quietos y callados.

Al terminar la misa, proclamamos el evangelio de la Epifanía, que es la fiesta de la visita de los magos al niño Jesús.

La palabra “Epifanía” significa “manifestación”. En oriente esta fiesta es más importante que la misma Navidad, porque este día es cuando Dios se manifiesta a los pueblos del mundo a través de estos tres magos.

Y Dios se manifiesta en la debilidad de un niño que no nace en palacios, ni en la riqueza, sino en una cueva, y su cuna es un pesebre.

La divinidad se hace humanidad, para rescatarnos de la muerte y hacernos partícipes de la misma divinidad, es decir, para devolvernos la imagen y semejanza de Dios.

Antes de la llegada de los Reyes Magos, los jóvenes de la Parroquia montaron un Belén Viviente. Estaban con el niño Jesús, María, su madre, José, el buey y la mula, los pastores y los animales.

Luego, entre villancicos y aplausos, llegaron los Reyes, que adoraron al niño Jesús y recibieron nuestras cartas.

Fue una noche preciosa, llena de ilusión y alegría.

Ojala mañana por la noche recibamos nuestro verdadero regalo, que no es oro, incienso y mirra, sino Jesucristo mismo.