Cena de Navidad

Faltaba más de media hora para las ocho cuando llegamos para abrir, y ya había un grupo de mayores esperando para entrar.

«De aquí nos vamos a Plaza de Castilla» – decía muy serio uno de ellos. Había ganas de fiesta, se notaba en el ambiente.

Poco después llegaron las cocineras, camareros… todos voluntarios de la parroquia que venían a pasar la nochebuena también aquí, en este rincón de Madrid.

Al entrar, la sorpresa, todo estaba muy bien preparado, la sala decorada con guirnaldas, un árbol de Navidad, en cada mesa había una corona y una imagen de la Sagrada Familia. Todo irradiaba cariño, el amor de Dios en los hermanos.

A eso de las 20:30 h, cuando la sala estaba llena (64 personas), comenzó la comida: entremeses, quesos, canapés, pastel de merluza, ensaladas… luego los segundos: carne asada o pescado, y los postres.

Entre tanto, oíamos y cantábamos villancicos de todas partes: América, Europa…

En las mesas había españoles, colombianos, argentinos, ecuatorianos, peruanos… mayores, niños, jóvenes, ancianos… pobres y no muy pobres. Todos en comunión.

¿Qué más decir? Cada uno éramos de nuestro padre y nuestra madre, pero nos unía Jesús, un niño pequeño que nació en Belén hace más de dos mil años, pero que sigue naciendo allí donde hay cristianos, donde hay gente que, como María, recibe el Espíritu Santo que engendra en ellos al mismo Cristo.

Ahora, con los niños, estamos haciendo un campamento urbano de Navidad, pero eso es otro cuento.

Continuará…