Yo soy la Inmaculada Concepción

Bernadette Soubirous, una niña de apenas 14 años de edad, hija de una familia muy pobre, fue testigo de las apariciones de la Virgen María en la gruta de Masse-Vieille, en Lourdes, en el año 1858.

Lourdes, por petición de la virgen María, se convirtió en un lugar de peregrinación para miles y miles de fieles.

Este año, el grupo de mayores de la parroquia, que ahora nos llamamos “Nunc Dimitis”, como dijo Simeón al ver a Jesús en el templo, hemos peregrinado allí.

Llovió intensamente, pero María nos regaló unos días preciosos.

Pudimos rezar en la gruta donde la “Inmaculada Concepción” conversó con Bernadette, celebrar la eucaristía en la cripta de la basílica, justo encima de la gruta, recorrer los lugares donde vivió y trabajó la familia Soubirous y, sobre todo, convivir en comunión.

Santa Madre, como Bernardita, ayúdanos a verte en la gruta de nuestras casas, de nuestros trabajos, de nuestra cruz.