CampaPorres 2019
Ayer regresamos de Miraflores. Fueron 11 días, como siempre, increíbles. La emoción de la despedida todavía se siente.
Todo empezó el 21, domingo. Este año no pudimos salir desde la explanada del mercadillo, estaba ocupada. Nos reunimos a las 11:00 h en la estación del metro de Hortaleza. Como siempre, hubo rezagados. Éramos tres autobuses y cuatro coches.
Después de llegar al albergue y de comer los bocatas que trajimos de casa, nos dividimos en grupos, por edades.
Después de levantarnos, teníamos que activarnos, para ello, unos bailes no vienen mal.
El tema de este año fue la película «Se armó el Belén». Una historia de la Navidad, pero vivida por los animales. Bo era un burro joven, que vivía en un molino con su padre. Allí nació y estaba destinado a vivir su vida siempre allí, en el molino. Su amigo Dave, una paloma, le contaba lo que sucedía en Nazaret. Iba a pasar por allí la caravana real, los Reyes Magos, con sus camellos y caballos. Bo soñaba con unirse a ellos, pero él era esclavo, no podía salir de su molino. Un día logra escapar, se rompe una pata y logra esconderse en una casa, justo la casa de María y José. Así es como comienza esta historia.
Todos los días, antes del desayuno, comida y cena, representamos sketchs de la película.
Y reflexionábamos sobre su sentido para nuestras vidas: ¿cuál es nuestro molino? ¿quién es nuestro molinero? ¿cómo salir de allí? ¿dónde escondernos del molinero? etc.
Después de desayunar, de alimentar el cuerpo, viene el desayuno espiritual, por eso, empezamos el día rezando Laudes. Hacemos cantos, leemos los salmos y rezamos en silencio.
Antes de terminar, cantamos la canción del campamento, que este año era Emmanuel. Esteban cantaba los solos.
Aprendimos también otra canción, el villancico La Mula. Lo cantaba Javier.
Después de laudes, hay que hacer la tarea. Unos limpian praderas, otros baños, otros el comedor…
Por las mañanas, juegos, gymkanas, talleres, etc. Todo en relación a la historia de este campamento.
También tuvimos multiaventura en el bosque. Había varias pruebas.
Como hacía mucho calor (aunque bastante menos que en Madrid), había que beber mucha agua.
A las dos de la tarde, antes de comer, había otro sketch. Mientras esperábamos que los monitores se prepararan, Samuel animaba la espera con bailes.
Después de repasar la historia de Bo, el nuevo sketch.
Y, después del sketch, la comida. Cada uno con su grupo.
Hasta las cuatro no comenzaban los juegos de la tarde, teníamos tiempo libre; muchos aprovechaban para descansar en el taller de músico terapia.
Mientras, los coordinadores preparaban las actividades del resto del día.
Los juegos de la tarde eran también muy variados. A veces piscina, otras talleres, o gymkanas…
Hasta las siete y media, que llegaba la actividad más importante del día: la Eucaristía.
Por la noche también había sketch, los niños estaban ansiosos esperándolos.
Y otra vez al comedor, para cenar.
Las veladas fueron una pasada. Muy curradas. Detectives, pruebas, terror… Las hemos disfrutado mucho.
Igual que lo hizo el año pasado, el Cardenal Rouco vino a celebrar la misa de la víspera de Santiago Apóstol.
La excursión de este campamento fue al Valle de los Caídos, el 25 de julio.
Celebramos la eucaristía con los monjes en la basílica y luego hicimos una gymkana.
Los premonitores azules recibieron un premio por su trabajo. Fueron a jugar al paintball a Ocius Park, en Colmenar Viejo.
¿Qué más podríamos decir? Fueron días inolvidables. Atrévete a venir el año que viene. Mientras, en la parroquia hay un sitio preparado para ti, para que tú también conozcas a Dios, como hemos podido experimentarlo nosotros estos días.
¿Quién dijo que creer en Dios es aburrido?