La sangre de los mártires

“Dejadme que sea entregado a las fieras puesto que por ellas puedo llegar a Dios. Soy el trigo de Dios, y soy molido por las dentelladas de las fieras, para que pueda ser hallado pan puro [de Cristo].” (San Ignacio de Antioquía)

La primera visita de esta mañana fue al la Fontana di Trevi, luego al Coliseo, un inmenso estadio romano, donde murieron miles de cristianos durante las persecuciones de los emperadores en los primeros siglos de la Iglesia.

Un mártir es un “testigo”, una persona que manifiesta con su propia vida la pasión, muerte y resurrección de Cristo.

Le hemos pedido a Dios que nos conceda la virtud de poder amarle con toda nuestra vida, que podamos dar siempre testimonio de su amor.

Después de comer, visitamos el Panteón de Agripa, Piazza Navona, Isola Tiburtina y la basílica de Santa María en Trastevere… Cristina y Luz nos dieron su experiencia de maternidad y nos hablaron de la Virgen María, como madre de Cristo y madre nuestra.

Ahora a dormir, que mañana también Dios nos tiene preparado otro día precioso como el de hoy, y muy intenso.