El Kerigma resuena en Hortaleza
Después de curar a un paralítico, Pedro y Juan anunciaron a los judíos el evangelio, y muchos se convirtieron. Los sumos sacerdotes les hicieron arrestar y les interrogaron, preguntándoles por qué hacían esto. Esta fue la respuesta de Pedro:
Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: «Jefes del pueblo y ancianos, puesto que con motivo de la obra realizada en un enfermo somos hoy interrogados por quién ha sido éste curado, sabed todos vosotros y todo el pueblo de Israel que ha sido por el nombre de Jesucristo, el Nazoreo, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de entre los muertos; por su nombre y no por ningún otro se presenta éste aquí sano delante de vosotros. El es la piedra que vosotros, los constructores, habéis despreciado y que se ha convertido en piedra angular. Porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres por el que nosotros debamos salvarnos.» (Hch 4, 7-12)
El Kerigma es una buena noticia, es el anuncio de la salvación, de la felicidad, para todo aquel que crea este anuncio: Que Cristo ha muerto por nuestros pecados, que está resucitado, que se apareció a los apóstoles, que ha vencido a la muerte, y que nos ofrece la vida eterna gratis porque nos ama, nos ama así como somos, con nuestros pecados y nuestras miserias.
De esto han dado testimonio, durante cuatro domingos, numerosas personas de la parroquia: Paola, que sufrió el asesinato de su marido hace años y que ha podido perdonar; Ricardo era alcohólico y Dios le concedió dejar de beber y reconstruyó su familia; Juan, con 14 años, vio morir a su tío Miguel de cáncer con tan solo 20 años como un santo, eso unió a su familia y vio que Dios le llama a ser sacerdote, Marcos, un chico rebelde, que se encontró con el amor de Cristo en los campamentos de la Parroquia y ahora forma parte de una Comunidad Neocatecumenal, es Monitor de Campamentos y forma parte de los grupos de jóvenes de la parroquia; Conchi, Jacinto, Mª Cruz, Iván, Resu… muchos han sido los que, temblando, se han subido a la tarima roja y han contado los milagros que han visto.
Todavía queda un día, el próximo domingo 26, allí estaremos, en la plaza, para seguir anunciando el amor de Dios a quien lo quiera recibir.