El campa de Jonás
¿Pero dónde vas, Jonás? Ese es el nombre de la canción del campa, y la historia del profeta que nos acompañó este año.
Jonás fue el profeta que Dios eligió para salvar a los ninivitas, un pueblo del imperio asirio, llamándolos a la conversión, por sus pecados y delitos.
Cuando Dios llama a Jonás y le encomienda esta misión, este profeta “cabezón” no quiso hacer la voluntad de Dios, y se embarcó hacia Tarsis, al lado totalmente contrario de donde lo había mandado Dios. Cuando estaba en medio del Mediterráneo, vino una tormenta muy grande y tiraron a Jonás al mar, allí lo tragó un cetáceo y lo soltó en la orilla. Al final Jonás fue a Nínive y los ninivitas se convirtieron, hicieron penitencia y Dios les perdonó y no destruyó la ciudad.
Todos los días, en el desayuno, comida y cena, los monitores nos contaron esta historia de amor de Dios mediante unos sketchs.
Los juegos, gymkanas, veladas, todo giraba en torno a Jonás. Y descubrimos que este profeta cabezón y terco somos cada uno de nosotros, que no queremos hacer la voluntad de Dios, que nos escapamos, huimos. También somos los ninivitas, muy pero muy pecadores, pero cuando nos arrepentimos, Dios nos perdona.
Este año fuimos de excursión a la gruta de la Virgen de Begoña, rezamos el rosario y pedimos a la Virgen María su protección.
El día de la fiesta del apóstol Santiago, hicimos la Adoración al Santísimo. Fue un rato de oración muy intensa, de hablar con Jesús y contemplarlo en la Eucaristía.
Hoy volvemos a casa contentos, pero con un poco de nostalgia. Nunca nos gusta que el campa se acabe. Pero este año nos espera algo muy grande. Nos vamos a Portugal, a la Jornada Mundial de la Juventud. Tenemos solo tres días para descansar en casa y luego salimos de peregrinación. Allí también estará Jesús esperándonos y llamándonos, como a Jonás, a una misión. Espero que no nos vayamos a Tarsis…